Pequeño Apocalipsis privado

Querido diario:
Ya tengo 11 años y la noche es cálida y húmeda en el pueblo mientras todo el mundo está en la ciudad viendo el partido. Oigo el sonar apagado del campo asolado por pesticidas. Es el fin de una larga época de cambios.
Me voy a bañar al río que pasa debajo del puente del ferrocarril. Pero no....
¡Ya estoy hasta los huevos!: me escapo de casa hacia el parquecito y soy testigo de los temblores de una gigantesca seta mutante, que se hincha y deshincha como si alguien la estuviera manejando con un joystick. Estoy aterrorizado y se me ponen los pelos como escarpias.
Corro a casa de mis abuelos pero ya no hay nadie: todos se las han pirado y todo lo que encuentro son dos huevos cocidos pero duros y el cuerpo momificado de Karol Woytjla en el sofá del salón. Entonces lío mi primer cigarro...


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