fin

Todos lo vimos, no era algo que pudiera pasar desapercibido, primero fue el color del mar, fue volviéndose rojo, se habló de vertidos químicos, de mareas de algas rojas, después fue la Luna, algunos encontraron muchas y variadas explicaciones, pero otros lo supimos, El día del juicio final se acercaba, y no podíamos huir.
Ahora los muertos se han levantado de sus tumbas, hay cuerpos semidescompuestos entre nosotros, otros entes solo tienen formas de luz, los que aún estabamos vivos cuando todo empezó ya no somos humanos, no tenemos hambre, no dormimos, no nos reímos y ya no sentimos.
Las gentes buscan a su propia sangre, familias enteras compuestas por cientos de generaciones se unen. Pero no hablan, simplemente hacen como todos, esperar.
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-Habla tú Ángel de la vida, aboga por estos, los mortales.
-Qué he de decir, mortales son y como ello han vivido. Pendientes de un final que antes o después llegaría, temerosos al sentirse cerca de él, y cuando pensaban que estaban lejos orgullosos, valientes, sin miedo a nada. Ha sido cuando han hecho daño,se han matado, se han odiado, pero algo ha prevalecido, un sentimiento que ha salido de ellos y que solo ellos han dispensado, han amado, a veces a la tierra, con devoción, otras unos a otros con verdadera pasión, y otras a un ser superior al que han llegado a adorar. Nada más hay que decir de ellos.
-Habla tú, Ángel de las tinieblas, di lo que has de decir.
-Aquí quedaron por cientos de siglos, y cierto es que han matado, que se han odiado, también es cierto que han amado, pero verdad es que a quién más amaban era a si mismos, y nada más hay que decir de un pueblo que solo es puro egoísmo.
-Egoísmo, te equivocas, ha habido personas que por el amor a algo o alguien han dado la vida, lo máximo para ellos.
-No, no ha sido por amor, ha sido por arrepentimiento, porque algo les ha obligado a ello, unos por el mal hecho hasta ese momento, otros, por que tenían la necesidad de hacer el bien al creer en otra vida posterior.
-No sé, ambos estáis muy convencidos de lo que decís, hablad ahora del futuro que debe esperar a los hombres. Tú primero, Ángel de la vida
-Creo que el amor es lo más grande que han creado, la renuncia física y psíquica a si mismos por algo o alguien, y para mi ese a de ser su destino, amarse por el resto de su existencia.
-Eso es, que sigan amándose a si mismo, regocijándose con el placer propio, y evitando el sufrimiento ajeno, si, seguro que es lo que se merecen.
-Déjales hablar a ellos Señor de la luz y la oscuridad, déjales que te muestren lo que han aprendido en esta su vida.
-Eso es justo, y así lo hago ¡Venid a mi humanos, venid a mí y dejadme entrar en vosotros!
Era una gran llanura, los mares se debían haber desecado porque miles de millones de seres se agolpaban apelotonadamente unos contra otros, todos mirando hacia la misma dirección, y allí tres seres, indefinibles por completo nos hacían entender sus pensamientos. De pronto del ser central surgió una luz que se repartió por toda la llanura y penetró en cada uno de nosotros, y nos absorbió, todos los recuerdos, ideas que hubo o cruzaron en algún momento por nuestras conciencias fueron arrastrados al mismo lugar.

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Abro los ojos, y no veo nada, escucho un ligero murmullo, y recuerdo, y sé que lo he vivido, estoy en pie, alargo mi mano y toco algo, se mueve, esta vivo y creo que es otro ser humano. Toco algo duro, lo recorro y está frío, son como líneas paralelas, meto los dedos entre esas líneas, luego sigo palpando hacia arriba, es... es un esqueleto, al tocar el cráneo no me cabe la menor duda, esta ahí frente a mí, de pronto siento unos dedos acariciarme, son puro hueso suben por mi pecho y penetran en mi boca, de pronto al sentir la humedad tiemblan, es como si se sorprendiese de encontrarse a alguien sin descomponer.
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Despierto, y tengo recuerdos, abro los ojos y veo una luz que me obliga a cerrarlos de nuevo. Oigo, ahora ya no es un murmullo, son voces, si, diferentes idiomas, pero voces humanas, carne y hueso, sé que eso es necesario para producir sonidos de este tipo, ha de ser gente como yo, gente que hace poco estaba viva.
-He, aquí se ha despertado otro, venid.
-Quiénes sois, ¿podéis verme?.-les pregunto impaciente.
-Sí, tú vete abriendo los ojos y acabaras acostumbrándote al resplandor.
-¿Qué ha pasado?, que va a ser de nosotros.
-¿No lo recuerdas?
No, no recuerdo ninguna palabra, ahora empiezo a distinguir cuerpos, seres, unos están enteros, a otros les cuelgan jirones de carne por todas partes, otros son esqueletos. Los esqueletos no hablan, pero parecen comprender las palabras de los otros, yo me miro las manos y veo que están enteras, palpo mi cuerpo y compruebo que todo sigue en su sitio, pero no lo siento. No hay temperatura, no siento el corazón latir, ni el aire entrar en los pulmones.
-Decidme, ¿qué será de nosotros?
Ahora distingo ya la cara de uno que se encuentra enfrente de mi, y puedo ver como comienza a mover los labios.
-Ya está decidido, el amor nos salvó de un final, pero nuestro destino será ese, amarnos por el resto de la existencia, porque eso es lo que nos ha sido dado, la inmortalidad.
-¿Inmortalidad?, qué ha sido ¿un castigo? ¿O una recompensa?
-Eso lo habrás de descubrir por ti mismo, y créeme que tendrás tiempo de ello.