Mi ángel de la guarda

Mi ángel de la guarda está pensando en dejarme. Se ha hartado de mi y de esta loca cabeza.

Yo no sabía que tenía un ángel de la guarda. Pero él se empeñó en hacérmelo saber y a mí me gustaba escuchar su voz en medio de la noche: "Siempre cuidaré de ti", decía.

Mi ángel pensaba que sólo su presencia sería suficiente para librarme de tanta tristeza. Pero ya se ha dado cuenta de que no. Ahora me evita porque le hago sufrir. También él necesita protegerse del frío...

Así que le dejaré marchar. Poco a poco soltaré este cordón umbilical que nos une y me da la vida. Sus palabras dejarán de oirse y sus ojos esquivarán los míos. Y yo me iré cayendo de nuevo a mi pozo profundo sin un solo resquicio al que sujetarme.

Nada más me quedará su estela: la certeza maravillosa de saber que me quiere.


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