Tumbos

Cuántos tumbos todavía he de dar antes de volver una vez más al mismo punto en que me encuentro. Abril se ha ido, su color se ha borrado, ya no quedan más que las frases calladas que el tiempo nunca podrá escribir. Con desesperación miro y no veo nada, y nada puedo ver porque nada hay. Ni siquiera tú, ni siquiera yo... La punta de mis dedos se ha vuelto mezquina y se empeña y se empeña en no sentir. Mi espalda ya no ríe con la danza de los besos, y toda mi piel es ahora corcho, y me aísla, y me aíslo. ¿Quién puede decir que aún sigo aquí? ¿es que alguien me ha visto? Sé que tengo que estar, me lo susurra el viento, pero ya no sé porqué. Y me he cansado, y ya no quiero inventar una sonrisa más... No consigo despojarme de este vacío, todo es lodo que quiere, y no puede, ser arcilla; arcilla con la que modelar de nuevo, proyectar. He escuchado el zumbido de una risa y, aún así, he dudado; el atardecer llora. Y con él lloran los ojos que me aman porque no me reconocen. Tampoco yo. ¿Habrá mañana? Mejor será no pensar, respirar, seguir y, cuando al fin llegue el alba, caer; quizás entonces pueda descansar. Cuando al fin llegue el alba...


Comentarios

Reconozco muchos sentimientos familiares en tus palabras...


malAngelus
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