Fueron los tintineos

Fueron los tintineos de sus cascabeles los que hicieron crecer las briznas bajo sus pies y girándose al viajero le dijo:
Los caminos no están escritos, ligeramente esbozados, los vamos lineando al pasar por ellos, dejando puentes sin marcar, tomando recodos bien definidos con tinta invisible a los ojos del que no salió del umbral.
Si la culpabilidad de hoy es el despertar del encierro, bienvenida sea.