Las olas me la regalaron

Las olas me la regalaron. Vino envuelta en espuma. Dentro de un arca de madera. Una tarde de domingo, como cuaquier otra, salí a dar un paseo por la playa. Me gusta dar patadas a las conchas y lanzar piedras al mar. Al final de la arena hay un rompeolas. Enormes rocas llenas de diminutos mejillones y lapas. Desde la más alta puedo olerlo todo. Puedo sentirlo todo. Desde allí vi el arca que traía ese pequeño tesoro. Hacía mucho calor y ya se me había pasado por la cabeza la idea de bañarme. Sin pensarlo dos veces me quité la camiseta y me lancé al agua. Aun siento sus caricias. Al principio violentas, después tiernas, placenteras. Apenas dos brazadas bajo el agua y el arca ya era mía. Impaciente la abro sin pensar que de ella pudiera surgir algo tan fantástico. Una luz espiral me rodeó y se coló por uno de mis oidos. Dentro de mi se fue directa al corazón. Ahora latía con un ritmo y una fuerza diferentes. Entonces empecé a volar sobre todos aqulellos lugares que amaba. Posado al lado del que una vez fue mi nido, un rayo de nostalgia me cegó. Todavía siguen mis pelos de punta, incluso los pequeñitos que tengo en un dedo gordo del pie. Una nube hacía cosquillas a una montaña. Fue lo primero que vi cuando recobré la vista. Subía y bajaba desde el valle a la cumbre una y otra vez. Y la enorme mole de piedra no paraba de reirse. Yo también me reía. Sobre un brezo los alcaudones me recitaban melodramas cómicos. Disfrazados de papagallos rabilargos movían su pico y alargaban el cuello como si quisieran embaucarme. Detrás de ellos varios cuadros de Paul Klee danzaban al unísono del golden fish asustado. Había picado el anzuelo, y los demás tiraban del sedal. Acabaron saltando a la comba. A MI ESPALDA EL SONIDO DE UNA MARMOTA Y EL ROZAR DE LOS MUSLOS DE UNA ROLLIZA JOVEN ENTURBIABAN MI CALMA. Su olor evadía mi aspereza y el crujido de las jofainas contra su sexo abrigaba mi garganta. Cada vez caia más alto. Un grupo de sirenas me acaricia con su cola. Sus senos desdibujan mi mirada. Tonos pastel y percebes con ostras en sus bocas. La isla de Lesbos ya no tiene rey. Sus súbditas eyaculan el futuro y desechan aguacates semiprikos. Me quedo con las sirenas. Ulises, ¿por qué?, yo me hubiera quedado.


Comentarios

chachi..pero qué es semiprikos?

σέφερ


sepher
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sabor a paprika, pero a medias: semipriko, también existe el sabor ultraprika y el sabor pocoprika.
Para más información visitar http://palabrosraros.quemeinvento.yo/ariquitaun/arsa/quillooo/feliz_2005

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Nagual
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