De amor y retortijones

De todos los sitios donde en ese momento hubiese deseado estar era sentado en el wc. Pensé con la mirada perdida en la nada. De todos los sitios, lugares, países planetas, era el único lugar al que quería llegar. La única compañía que quería en ese instante era mi wc. Sentí un sudor frío y un retortijón en mi barriga.
-Fue en el metro- dijo ella apretándole la mano -fue un flechazo, ¿a que sí?
-Claro que si requesi.
-Con la ola de calor el metro se quedo parado, ¿como media hora no?
“-Como medio año-” pensé para mi. -Si, como media hora.
-Y allí, sentados uno frente al otro nuestras miradas se entremezclaron. Recuerdo como me mirabas fijamente como si no me mirases... lo supe... por tus ojos vi todo lo que sentías por mi aquella primera vez... inolvidable.
Inexplicable, pensé con un pinchazón en el vientre. Hice un repaso mental de lo que había comido y a la vez un repaso de todos los baños en los que podría sentarme y sentirme en la gloria. Había un bar camino de casa. Un bar sucio y de hombres que se sientan alrededor de las cartas. Un lugar de esos que nunca tienen papel higiénico. Lo descarté, que mal me sentía, si el metro no arrancaba pronto...
-No suelo hablar con desconocidos... nunca lo he hecho... pero creo que en estos momentos estamos sintiendo lo mismo.- Eso le dije, agarrada al valor del anonimato en el preciso instante en el que el metro comenzó a funcionar de nuevo. Él me devolvió una sonrisa -¿A que si?
La mujer de enfrente me habla de no se que... no nunca hay baños en el metro... que me dice... por fin arranca el metro, en un minuto en la estación y si corro en siete minutos puedo estar en casa. Diez minutos, aguanta diez minutos...
-Y se quedó sin palabras, o las quería decir todas, se mordió los labios y yo me mordía mi lengua que quería estar en sus labios. Me dio su numero de teléfonos justo cuando paraba el metro y se fue corriendo. Así nos conocimos. No pudo ser más romántico, lo demás quizá fue un poco más de lo de todos, pero lo nuestro fue mue especial. Te acuerdas.
-Sí, claro que me acuerdo
Si, si que me acuerdo que llegue por los pelos al baño. Me senté en la taza que era el único sitio en el mundo en ese momento quería estar. Que entonces ni sabia de tu rostro, de tus palabras ni de esta historia que ya era la mía, pero la mía la dejare en secreto y la tuya se volverá con el tiempo nuestra historia, algún día verdad.